El arte popular es una expresión que evidencia a la cultura mexiquense, ya que es una muestra del paso del tiempo y la conservación de nuestras tradiciones, usos y costumbres.
El juguete popular en la entidad proviene del mestizaje español, africano y asiático, mismo que se ha enriquecido a través de las manifestaciones culturales a lo largo del tiempo.
El proceso dinámico de estas piezas ha dado lugar a un sinnúmero de representaciones del actuar cotidiano, mismo que es enseñado a las niñas y los niños desde temprana edad para reforzar su identidad, pues el juguete tradicional mexiquense es hecho a mano y elaborado con materiales como madera, textiles, cartón, alfarería y cerámica, fibras vegetales, talabartería y peletería, así como metalistería, entre otros.
En el territorio mexiquense destacan San Antonio la Isla, Rayón, Toluca y Atlacomulco, por mencionar algunos municipios, en la elaboración de juguetes de madera como trompos, yoyos, baleros, pirinolas, muebles en miniatura, jengas, damas chinas, carritos, títeres y caballitos de palo, entre otros.
El origen de estos objetos se remonta a la época prehispánica, cuando se elaboraban en forma de juguetes para desarrollar futuras habilidades y mostrar aspectos de la cultura, mientras divertían a los pequeños.
En cuanto a juguetes textiles destacan los muñecos, elaborados en diversas técnicas, desde bordado, deshilado y empuntado, que resaltan la indumentaria tradicional de las cinco etnias indígenas (mazahua, otomí, nahua, tlahuica y matlazinca, y son piezas que conservan la magia y humildad de mujeres y hombres que las han elaborado como alternativa a las muñecas de porcelana.
Además, en algunos municipios del Estado de México y dentro del imaginario colectivo suelen usarse como protección. Los municipios que sobresalen en la elaboración son Villa de Allende, Temascaltepec, Ixtlahuaca y Temoaya.
De igual forma, se encuentran juguetes realizados en cartón como los luchadores y las muñecas de papel maché, mismas que surgieron durante la Revolución mexicana y son conocidas como “gorditas, peponas o Lupitas”, conformadas por cinco piezas, la cabeza acompañada del torso, dos brazos y dos piernas.
Son características por su peculiar colorido, de manera similar se elaboran los luchadores los cuales ya son un referente cultural, no sólo del estado, sino del país ya que fungen como la representación del bien sobre el mal siendo un escaparate para divertir a chicos y grandes.
También elaboran juguetes en fibras vegetales como sonajas de carrizo, tule e ixtle, bolsas de mano miniatura de palma o izote, incluso atrapa dedos de palma, los cuales cumplen con el objetivo de divertir a las niñas y los niñas, propiciando la integración infantil y adulta.
En talabartería se realizan petekas que se golpean a mano abierta para jugar en equipos dentro de una cancha similar a la de volibol, pero golpeándola para enviarla al campo contrario por encima de la red.
Asimismo, se elaboran juegos de té, cacerolas y artículos de cocina en miniatura que estimulan, a través del ejemplo de mamá o papá, para poder ejercer una futura responsabilidad al ser adultos, por lo que prácticas como “la cocinita” o “la comidita” fomentan la responsabilidad familiar.
El Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM) invita a adquirir estas piezas para celebrar el Día de la Niña y del Niño, en las Tiendas de Artesanías “Casart”, o través de las plataformas Amazon, Mercado Libre y la aplicación de WhatsApp al 722-148-6220.
Al regalar un juguete tradicional mexiquense se preservan años de técnica artesanal, además de fomentar el sano aprendizaje, desarrollando habilidades psicomotrices al tiempo de continuar con la herencia cultural de nuestros antepasados.