El intento de desprestigio de la profesora Esther hacia el presidente electo David Sánchez ha resultado inverosímil e incongruente. En lugar de aceptar su derrota y respetar la voluntad del pueblo coacalquense, la profesora Esther ha optado por incitar a la ciudadanía a demostrar supuestas irregularidades, convirtiendo las redes sociales en un circo y poniendo en riesgo su propia reputación política.
La situación en la que se encuentra la profesora Esther es alarmante. Su desesperación por demostrar las irregularidades en un proceso la ha llevado a solicitar ayuda en redes sociales, lo que revela que ella misma no cuenta con las pruebas necesarias. Esto es una clara muestra de falta de ética y de responsabilidad, ya que está dispuesta a recurrir a la falsificación de pruebas para lograr sus objetivos personales.
Es evidente que la profesora Esther está más interesada en alcanzar sus metas personales que en trabajar por el bienestar de la ciudadanía. Su actitud refleja una falta de ética y profesionalismo, ya que está dispuesta a recurrir a cualquier artimaña para lograr lo que desea.
Es importante recordar que la honestidad y la integridad son valores fundamentales en cualquier profesión, y que la manipulación de pruebas y la falta de transparencia solo conducen a un daño a la confianza del público en el sistema. En lugar de actuar con desesperación, la profesora Esther debería enfocarse en realizar un trabajo honesto y transparente, que beneficie a la comunidad en su conjunto.
Es lamentable ver cómo esta candidata de Morena se niega a aceptar los resultados electorales y se aferra a teorías conspiratorias sin fundamento. Mientras sus propios simpatizantes le señalan que hubo más irregularidades y compras de votos hacia su partido (Morena) que hacia cualquier otro, ella persiste en su actitud irresponsable.
La democracia implica respetar la voluntad popular y aceptar las decisiones electorales, incluso cuando no favorecen a nuestro partido o coalición. Es preocupante que la profesora Esther no entienda este principio básico y siga sembrando discordia y desconfianza en la población.
Es momento de que esta candidata reflexione sobre su papel en la política y comprenda que su actitud obstinada solo le resta credibilidad y apoyo. Los ciudadanos de Coacalco han hablado y han elegido a su presidente, es hora de que la profesora Esther acepte su derrota con dignidad y respeto hacia la democracia.